El Cristo Negro de Carácuaro
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El Cristo Negro de Carácuaro
En el altar mayor del templo agustino de Carácuaro se
mantiene vigente la imagen del Cristo Negro Crucificado, el Señor de Carácuaro.
En nuestra región se conocen muchas fiestas religiosas, pero
una de las más relevantes es la del Señor de Carácuaro. El día más importante
de esta fiesta es el miércoles de ceniza.
Cristo de Carácuaro |
Los milagros del Señor de Carácuaro, la fe que mueve montañas
y la calidez del lugar, logran que sea una fiesta de un especial espíritu
religioso. La sagrada imagen es muy venerada por los innumerables
milagros que se le atribuyen, así como por la inquebrantable fe que se le
profesa, en la región de las tierras de Michoacán y Guerrero.
La visita al Cristo Negro comenzó desde la época colonial en
México. Entre música, danzas, flores, penitencias y vigilias, llegan visitantes
de todos lugares a venerar en Carácuaro al Cristo Negro.
Datos estadísticos confirman que la afluencia
de turistas religiosos diariamente a Carácuaro varía entre 1,500 y 2,000
durante 15 días consecutivos, siendo los fines de semana los más visitados. La
derrama económica producida en la región hace que los habitantes del lugar se
preparen para recibir a los visitantes año con año.
Según el investigador Miguel A. Núñez, fue el
fraile agustino Fray Juan Bautista Moya (el apóstol de Tierra Caliente) a quien
se le atribuye haber traído la imagen del Señor de Carácuaro o Cristo Negro,
porque en una visita Fray Juan dejó a los indios en memoria de su cariño el
Cristo Crucificado, esto sucedió a mediados del siglo XVI.
Otra versión popular sobre la aparición del también llamado
Señor de Carácuaro, afirma que el Cristo Negro se apareció cerca del cerrito al
borde del río que pasa por ese pueblo.
Con el correr de los siglos, se acumularon maravillosas
versiones contadas por el pueblo de Carácuaro referentes a la imagen de pasta
de caña: se afirma, por ejemplo, que estuvo en las manos de personajes
importantes como Tata Vasco y fray Juan Bautista de Moya; que ante el Señor de
Carácuaro muchas veces se arrodilló y rezó el cura Morelos, entre otras.